El Tratado de Zamora fue el resultado de la conferencia de paz entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León y Castilla, el 5 de octubre de 1143, marcando generalmente la fecha de la independencia de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina.
La reunión duró dos días y, una vez finalizada esta, d. Afonso Henriques fue finalmente reconocido rey de Portugal como Alfonso I de Portugal, por su antiguo señor.
El Tratado de Zamora surge bajo estas condiciones. D. Alfonso de León y Castilla reconoce la independencia de d. Afonso Henriques, el retorno de las posesiones y el cesede las hostilidades en la frontera gallega.
Victorioso en la batalla de Ourique, en 1139, Afonso I se benefició de la acción desarrollada, en favor de la constitución del nuevo reino de Portugal, por el arzobispo de Braga, Don João Peculiar. Éste buscó conciliar los dos primeros e hizo que se encontraran en Zamora los días 4 y 5 de octubre de 1143, con la presencia del cardenal Guido de Vico.
La soberanía portuguesa, reconocida por Afonso VII en Zamora, vino a ser confirmada por el Papa Alejandro III en 1179, pero el título de Rey de Portugal, que Alfonso I usaba desde 1140, fue confirmado en Zamora, comprometiéndose entonces el monarca portugués, ante el cardenal Guido de Vico, a considerarse vasallo de la Santa Sede, obligándose, por él y por sus descendientes, al pago de un censo anual.
En Zamora, se revocó el anterior Tratado de Tuy, de 1137.
Por medio de este importante Tratado Portugal consiguió la independencia, cosa que se representa perfectamente en este monumento de granito, con un mapa de la península ibérica “roto”, que separa en dos partes diferenciadas España y Portugal. Junto al mapa hay una cita conmemorativa.
El monumento fue realizado en el año 1.993, con motivo del 850 aniversario del Tratado de Zamora.
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