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«OREJONAS» DE ALISTE

DE LA BARRILA AL BARRIL COMO DEL AGUA AL VINO -  LA OLLA DE BARRO Y LA TINAJA


Ella, esbelta de mediana estatura, refrescando el agua al sereno de la noche para quitar la sed durante el día.

Inimitable, hecha con el barro blanco de Moveros de Aliste, con esa hechura tan seductora y ese color ocre del grano de trigo con algunas «manchas» de humo repartidas por la panza, con dos asas y cuello fino.

Alfarera de Moveros de Aliste haciendo barrilas. Fotografía de:
https://alfareriamaricarmen.es /historia-de-la-alfareria-de-moveros

Él, chiquito y «rebutilludo», de barro colorao de Pereruela, con dos «orejas» o pequeñas asas. No había mejor recipiente para conservar el vino fresco que el barril.

Se bebía «a morro» ayudando a pasar la comida en los días de la siega, la trilla y la limpia de la cosecha, alegrando con el frescor del vino haciendo más llevaderas las largas y penosas jornadas, que duraban de sol a sol.

No se podía beber en exceso de ellos porque salía poca cantidad por «el bico» de manera intermitente. Como tapón un simple corcho o madero.


Dura vida aquella del campo, por eso el barril fue compañero de fatigas, acompañando a los segadores verano tras verano, alegrando con su sonsonete al empinarlo el cansancio del labriego alistano.

Existían otros dos tipos de barril:

«El barriliche», denominado así por su pequeño tamaño y capacidad, menor que el barril. Tiene la particularidad de que no para de pié solo, hay que asentarlo por la panza, no como el barril que para de ambas maneras. Propio para llevar al campo ya que pesaba y ocupaba poco manteniendo el vino fresco.
«El barril de pajas», especie de cantimplora, típico barril propio para la siega fabricado con un tejido fino de cáscara de mimbre, sin médula, recubierto de pez por dentro. Este tipo de barril no era muy corriente, se veían pocos ejemplares. Mantenía el vino muy fresco al humedecer la mimbre que lo recubre.


En definitiva los dos, tan diferentes como del agua al vino, tan nuestros, que nos acompañaron durante muchos veranos de nuestras vidas rememorando ahora días de duros trabajos que aún así recordamos con cariño pero que deseamos que nadie tenga que volver a pasar por ellos.

Otra modalidad de orejona, la olla de barro, las había de barro blanco y también colorao, con ancha boca y adornos en la panza en forma de cordón.


Este recipiente de barro, ya de gran tamaño, se utilizaba principalmente para guardar la manteca que se sacaba en la matanza del cerdo, que una vez deshecha en las calderas de cobre, se recogía para cocinar. También se guardaban otros productos como podían ser las guindillas, pimientos y «ñoras» o noras conservadas en vinagre. Nunca para cocinar en el fuego como otras ollas de barro.

Parecida a la olla de barro pero más grande todavía, estaba la tinaja, también del típico color trigueño tostado, elegante y fina, de dos asas, está adornada con varios collares o cordones alrededor de la panza.
En ella se almacenaba el agua en las cocinas debido a su gran capacidad. Usada también para guardar vino e incluso todo tipo de legumbres.

«Lluvias de enero, llenan cuba, tinaja y granero»

La boca se tapaba con tapa hecha del mismo barro o a falta de esta, con una «lonja» o pizarra.
Solían disponer de un «pitorro» en la base para sacar el agua, por eso se solía colocar en alto, en un poyete de piedra para poder llenar un recipiente más pequeño, botijo, barrila, cántaro o cazuela de barro y pote para cocinar.

«Aunque todo sea barro, no es lo mismo tinaja que jarro»


Extraido de Página · Comunidad Facebook Riofrio de Aliste

Mi agradecimiento a la pagina ( Facebook) de Riofrio de Aliste, por permitirme poder plasmar algunos de sus artículos en este blog sobre Zamora, mi mas sincero agradecimiento. 

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