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Arquitectura popular comarca de Benavente

Arquitectura popular comarca de Benavente


La ciudad de Brigaecium parece ser el origen de la capital de esta comarca. El cruce entre la calzada romana ASTURICA – OCELO DAURI y la ASTURICA – CESAR AUGUSTA marcó la importancia estratégica de este enclave. Suevos y Visigodos tendrán presencia en la zona después de la época romana.

La tradición agrícola de este lugar crecerá hasta la invasión musulmana, llamándose Malgrad al entorno de la ciudad de Benavente. 

Ésta tendrá importante resistencia frente al asedio durante el siglo IX. Fernando II fue un gran impulsor de la comarca, construyendo un castillo y celebrando Cortes en el siglo XIII.

Benavente pasó a ser ducado en tiempos de Enrique II. La ciudad tuvo entonces la condición de villa de señorío. 

Durante la Guerra de la Independencia el castillo y parte de la ciudad fueron quemados, saqueados y derribados. A mitad del siglo XX, el castillo y la muralla son demolidos, salvándose la Torre del Caracol declarada monumento nacional el 3 de Junio de 1931.

El entorno de la ciudad de Benavente tiene densidades de población muy altas. El municipio de Benavente supera los 100 hab./km2, superando los 40 hab./ km2 Manganeses de la Polvorosa, Fresno de la Polvorosa y Santa Colomba de las Monjas. 

El tamaño de los municipios es medio – bajo y tiene, dentro de la provincia de Zamora, la mayor división municipal. El Esla divide esta comarca en las subcomarcas de Los Valles y Tierra de Campos. La zona de Tierra de Campos tiene en Villalpando su núcleo principal.

La agricultura es el sector principal de actividad, existiendo concentración de los sectores secundario y terciario en torno a Benavente. Se da una agricultura con suelos profundos y sueltos para el cultivo del cereal y el viñedo respectivamente.



Santa Cristina de la Polvorosa, Villanueva del Azoague y Castrogonzalo son municipios fundamentalmente industriales.

Al Oeste del Esla sus afluentes toman importancia con gran caudal de aguas. Destacan el Órbigo, el Eria, el Almucera (al que corresponde el topónimo Vidriales), el Tera (con el Regato y el Cuevas como afluentes principales), el Cea y el Castrón. El Valderaduey, desviado en su desembocadura del trazado natural, forma al Este una subcuenca con el Sequillo y el Ahogaborricos como afluentes principales.

Un relieve de llanuras, valles, riberas y morfología fundamentalmente llana, estructura el paisaje de la comarca. Los valles del Esla y Valderaduey surcan ondulaciones de regadío y secano en verde y ocre. El regadío ha generado redes de acequias y canales en las cuencas del Esla, Tera y Órbigo.

Las Lagunas de Villafáfila conforman un entorno natural de peculiares características geológicas, habiéndose generado lagunas salinas y un ecosistema poco frecuente.

Son una reserva regional y están protegidas por un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (2005) que agrupa once municipios incluidos parcial o totalmente en el área.

Los núcleos han estado en muchas ocasiones amurallados. En éstos, la edificación está al exterior, contando con corral trasero.

Los asentamientos no cercados tienen corral delantero y edificación al fondo de parcela. Los principales materiales empleados son tapial, adobe y madera en entramados. Las construcciones de Los Valles cuentan con planta baja formada por característicos zócalos de canto fluvial.


Otros elementos representativos son las chimeneas troncopiramidales de varios pisos y los cercados trabados en adobe, mampostería... y albardilla vegetal.

Molinos, pozos y fuentes, algunos de uso comunal, están muy presentes en Los Valles. Existen unos diez molinos con maquinaria en buen estado o recuperable.

Los chozos de pastor aparecen en mayor medida en Tierra de Campos, contando con gran variedad de formas. 

Los palomares son fundamentalmente de barro y tienen fuerte presencia, siendo Villarrín de Campos el municipio con mayor cantidad del país. En los Valles aparecen en ocasiones sobreelevados.

Encontramos bodegas con frontón de piedra en lajas de mampostería, de barro con zócalo de piedra y trullado exterior. Pueden formar verdaderos barrios como sucede en Cerecinos de Campos y Villageriz.

Villageriz, conjunto completo


Esta es una pequeña localidad ubicada en la ladera de una elevación desde la que se puede observar el Valle de Vidriales. El arroyo Almuzera proporciona el toponimo Vidriales a todos los municipios que se cruzan con su cauce (Ayoó, Quiruelas, Santibañez).

Es un núcleo con estructura lineal, asentamiento continuo y edificación con corral delantero o central. Tiene parcelas alargadas y pasantes entre manzanas en bastantes casos. 

El corral se sitúa en la alineación exterior. Existe vivienda en planta baja o en las dos plantas. Los muros de barro y entramado de madera se asientan sobre zócalos de piedra (el alizar) que llegan al techo de la planta baja.

La planimetría del casco se adapta a la topografía de la ladera. El tejido urbano aparece poco consolidado en el centro a diferencia de la cohesión que presentan los núcleos en la mayor parte de Tierra de Campos. 

Predominan parcelas de gran tamaño y lotificación irregular. La calle Arriba, eje del núcleo, lo atraviesa de norte a sur con estrechamientos en los extremos. En el punto más alto, una pétrea iglesia del XVI
con espadaña triangular domina el paisaje. El pueblo limita con la provincia de León y los núcleos
de Rosinos de Vidriales, Fuente Encalada y Arrabalde.

El clima es continental, con temperaturas invernales matizadas y precipitaciones no muy altas. Las temperaturas medias oscilan en invierno de 6 a 9 grados y en verano de 22 a 24. Existe un parque eólico de reciente implantación.

Las calles transversales al eje del casco urbano se abren hacia el sudoeste al paisaje del valle. El paisaje alterna colores intensos y tonos suaves entre montañas y valles lejanos. Se trata de una zona de transición entre Tierra de Camposy el paisaje de montaña de la sierra de Casas Viejas.

Villageriz parece tener origen en un castro en el pueblo de Alcubilla de Nogales. Aparece recogido en los censos de la Corona de Castilla, Aranda, Floridablanca y Madoz. Es el segundo municipio con menor superficie de la provincia de Zamora (7,18 Km2) y ha sufrido importantes migraciones hacia Asturias, El Bierzo y las grandes ciudades durante el siglo XX.


La arquitectura es de escasa altura (una o dos plantas) y ha tenido poca renovación. El tejido tradicional esta muy bien conservado y se caracteriza por basamentos rojizos en piedra lajosa (planta baja) y entramados de madera (planta alta). 

Morfología urbana, tradición y materiales configuran un conjunto de gran armonía y valor. Existen solanas de madera en primera planta orientadas al sudoeste, conservadas en parte. La piedra se talla toscamente para formar elementos arquitectónicos con función propia: poyos, guardapolvos... Estos quedan embutidos en el muro en voladizo.

La edificación se dispone es entre medianerías con sobrado en planta primera. Existen tejadillos salientes que cubren hornos, portones peatonales, puertas carreteras... 

Al llegar desde Fuente Encalada se divisa un barrio completo de bodegas con frontón de piedra rojiza y cobertura vegetal. 

La mampostería ha sido labrada cuidadosamente para formar dinteles, arcos, etc., en los accesos. Han sido construidas totalmente a mano y algunas pueden llegar a tener dos niveles bajo el suelo. Los frontones quedan unidos por una red de senderos de arena.

Las nuevas y recientes intervenciones en el casco, en general muy escasas, no participan de la riqueza del patrimonio etnográfico construido. El pavimento y viario urbano no se corresponden con la calidad arquitectónica existente.

El tratamiento de este bien inmueble pasa por la redacción de planeamiento de protección y la conservación y/o restauración de lo existente con un tratamiento integrado de edificación y urbanización, existiendo en la comunidad ejemplos representativos de este tipo de intervención (Peñalba de Santiago en El Bierzo). 

Puede incluirse en itinerarios de interpretación de la arquitectura popular, existiendo rutas que parten de Santibañez de Vidriales.

Villarrín de Campos, conjunto etnológico de palomares


Villarín de Campos es un núcleo urbano de mediano tamaño situado en la comarca de Benavente, en la Tierra de Campos, al norte de Zamora. 

La llanura sobre la que se asienta está formada por suaves lomas en las que dominan los campos de cereales. 

La villa se encuentra a la orilla del arroyo Salado, cuyas aguas provienen de las lagunas de Villafáfila.

El arroyo discurre desde el este al sur del núcleo, formando, en función de la orografía del terreno, una zona de humedales. Lagunas, charcas, brezales y junqueras forman un espacio natural húmedo de extraordinario valor en mitad de la seca llanura de Tierra de Campos. 

La importancia del lugar reside en la gran cantidad de lagunas, nueve permanentes y un gran número de encharcamientos temporales, dependientes de las lluvias, que atraen a una población de aves que junto con las lagunas de Villafáfila dan lugar a un enclave extraordinario desde el punto de vista medioambiental.

A este valor natural hay que añadir el de la Arquitectura Popular formada por uno de los conjuntos más extraordinarios de palomares de toda la zona. En el entorno del núcleo urbano hay un conjunto de 66 palomares. 


Los palomares se encuentran preferentemente alrededor del pueblo, en una corona circular de no más de 200 metros de radio. La localización en torno al núcleo urbano está justificada en la necesidad de su proximidad a las viviendas, para su más cómoda explotación por sus propietarios.

En efecto, los palomares eran en la sociedad agrícola un elemento importante para complementar la dieta alimenticia, generalmente dependiente de los cereales y escasa en carnes. Los palomares servían para obtener regularmente ese añadido de carne por medio de un esfuerzo reducido, pues los animales se criaban en libertad.

En un medio tan rico como el de las lagunas seguramente el rendimiento sería mayor, razón que justifica la abundancia de palomares en estos pueblos. Efectivamente, hay también otros conjuntos de palomares que se extienden en las tierras limítrofes con otros términos municipales, pero ninguno como el de Villarrín.

El paisaje se transforma con la presencia de los palomares. Éstos se encuentran preferentemente en las zonas más altas de las suaves lomas, buscando una mejor visibilidad, y al mismo tiempo están separados unos de los otros una cierta distancia, de manera que se forman corros de palomares, que son visibles desde la distancia. 

El conjunto de palomares conforma un paisaje humanizado, en los que los palomares definen, junto con las estepas cerealísticas, las manchas de bosque y las lagunas, un paisaje cultural de enorme importancia, que es irrepetible.

La forma de los palomares es muy diversa en Villarrín. Domina el tipo edificatorio circular, y le sigue en frecuencia el de planta cuadrada.

Los de planta rectangular son menos frecuentes. Los hay con patios, circulares o cuadrados, aunque son minoría. 

Los materiales de construcción de los palomares son preferentemente el barro en las paredes, en su variedad de tapial principalmente, formando los nidales para las palomas. Más raramente se usa el adobe y todo ello está acompañado por una cubrición de barro y paja, el trullado. 

Este barro y paja se utiliza mezclando una proporción mayor de paja, para proteger el barro de la lluvia y es aplicado como revestimiento exterior. La paja funciona como impermeabilizante y cohesionador del barro. 

En la parte superior las paredes se atan con vigas de madera, y finalmente el edificio se techa con teja árabe. Muchos de estos palomares han sido restaurados por sus propietarios, con mejor o peor resultado.

En algunos casos la fragilidad del barro es protegida por medio de ladrillo de hueco doble, y otros materiales cerámicos en una suerte de cubrición más duradera.

Los altos valores naturales de la zona han dado lugar a la declaración de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) como resultado de la Directiva 79/409/CEE de 1979 por el Consejo de las Comunidades Europeas. El área de las lagunas saladas de Villafáfila fue declarada Reserva Nacional de Caza el 31 de marzo de 1986.

También el área está protegido por un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de las Lagunas de Villafáfila, que engloba el término municipal de Villarrín de Campos y otros. 

En dicho PORN se fijan tres áreas en el municipio de Villarrín, la primera de ellas “Zona de Uso General” se extiende en el núcleo de población, recogiendo la zona urbana. 

La “Zona de Uso Compatible B” rodea el núcleo urbano, mientras que la “Zona de Uso Compatible A” se extiende en el resto del término municipal. La “Zona de Reserva” se extiende en torno a las lagunas y las áreas de cursos de agua. 


Los palomares se encuentran mayoritariamente en la “Zona de Uso Compatible B”. En dicha zona será necesaria la autorización de la Administración del Espacio Natural para las restauraciones u obras de cualquier tipo. Dicha Administración del Espacio Natural indicará las fechas más oportunas para minimizar la afección de la fauna.

Los pueblos de los alrededores afectados por el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales son, además de Villarrín, Villafáfila, Revellinos, San Agustín del Pozo, Cerecinos de Campos, Tapioles, Villárdiga, San Martín de Valderaduey, Cañizo, Villalba de la Lampreana y Manganeses de la Lampreada.

Todos ellos poseen conjuntos de palomares con elementos comunes que les harían ser receptores de una protección de similar carácter que la definida en el caso de Villarrín de Campos. Esta protección y estas medidas serían pues extensibles a toda la zona.

En la actualidad muchos palomares se encuentran en un proceso de deterioro rápido, a causa de la decadencia de la economía del palomar y la falta de cuidado y conservación que ello lleva aparejado. 

Los materiales con los que están hechos, barro preferentemente, requieren de un cuidado periódico, cuya ausencia lleva al deterioro rápido que vemos en sus muros.

Algunos de ellos se encuentran en ruina y sus muros durarán poco más si no se produce una acción inmediata. La falta de cuidado está provocada por la ausencia de rentabilidad del palomar en la actualidad. 

A pesar de esta gran decadencia del palomar, en pueblos cercanos se ha iniciado la recuperación de la cría del pichón y su revalorización se relaciona con la aparición de diversos restaurantes en los que el plato típico es justamente el pichón en sus diversas variantes.


La viabilidad de una actuación de intervención protectora en Villarrín de Campos se basa en varios aspectos. Por un lado en la unanimidad del valor del espacio natural, los recursos naturales, refrendado por la declaración del PORN.

Por otro, a la singularidad del paisaje natural, unido a las construcciones que lo humanizan, los palomares. La existencia de una protección del espacio natural hace más viable la protección de los palomares, al mismo tiempo el hecho de que sean los palomares unos edificios destinados a un tipo de ave, la paloma, en un área de enorme importancia ornitológica potencia la concentración de valores.

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